Hablando de burbujas: Entre el corazón y la cabeza

No es la primera vez que ofrezco una reflexión abierta sobre la saturación o exceso de oferta que existe en el Sector Hostelero: precisamente, hace un año, publicaba un artículo sobre este tema bajo el título «El Sector Hostelero: Burbuja o irresponsabilidad» que se encuentra alojado en nuestra web.
Cualquier reflexión abierta sobre esta cuestión requiere de mucho espacio por su complejidad y las diferentes ópticas con que puede ser analizada cualquier opinión:
  • Sin duda, si hacemos un llamamiento a la restricción de nuevas licencias de actividad (algo que pide el corazón pero que jurídicamente –para la cabeza – puede ser inviable), pero si esa limitación fuera posible, ciertas capas sociales y posiblemente algún medio de comunicación, podría atribuirnos objetivos de protección a las empresas existentes, impidiendo la creación de nuevas actividades para favorecer la competitividad. Y esto no sería correcto, incluso sería injusto: sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor y podremos comprobar la multitud y variedad de actividades que abren y cierran porque la oferta está sobredimensionada para el mercado existente (algo que podría ser aplicado al comercio, taxis, etc.).
  • Estamos actuando en un contexto institucional, social (y en ocasiones mediático como portavoces de esos foros), en que se nos anima a ser “empresarios en 24 horas” que creemos que es el peor consejo que se puede dar a un aspirante a serlo…, salvo que al mismo tiempo se le indicara que, si bien puede hacerse empresario en 24 horas, es posible que lo lamente el resto de su vida si esa titularidad no se alcanza con los conocimientos adecuados.
  • Defiendo que en nuestro sector existe una saturación de establecimientos en proporción a la población que tiene y las posibilidades de gasto que existen, y esto no impide el que pueda existir alguna concreta iniciativa de cierta entidad en creación de empleo, en inversión, e incluso en innovación de oferta, que pudiera nacer en este entorno. Lo que me niego a aceptar en silencio es que se utilice la palabra emprender para utilizarla estadísticamente y que esa función de emprendizaje al final sea un cambio de titularidad en una microempresa, incluso en una pyme. Y me niego a aceptar que puedan existir apoyos y subvenciones para este tipo de emprendimientos o para la creación de nuevas actividades idénticas a las que configuran un mercado saturado.
  • Y un párrafo dedicado a la “defensa de la patria”: A veces escucho o leo, con incredulidad, la exigencia de limitaciones a nuevas actividades que no coincidan con las raíces y costumbres de nuestro país pero, ¿resiste esta posición un mínimo análisis? ¿Deberíamos prohibir la gastronomía árabe, hindú, japonesa,…? ¿Y la de otras zonas del estado? ¿O se trata de prohibir ciertas y concretas franquicias?. Y en caso afirmativo, ¿en qué marco jurídico cabe este proteccionismo? ¿Y lo aplicaríamos al resto de productos y actividades? ¿Y aceptaríamos que lo hicieran a los nuestros?Cualquiera que me conozca sabe que mis gustos son tradicionales, muy tradicionales; y hacia ese consumo dirijo mi gasto: ¿cuál es la posición de quienes reclaman ese proteccionismo? ¿Hasta dónde la oferta del comercio y hostelería no ha sido una respuesta a las tendencias del consumo? ¡Claro!, y ahora viene la censura a la publicidad y a los medios que la difunden. ¿Y dónde queda la responsabilidad de cada uno de nosotros?
El corazón me pide defender la restricción/limitación de nuevas actividades – salvo excepciones como las comentadas – pero la cabeza me indica que todos (empresarios e instituciones), estamos sometidos al imperio de la ley, y que existe una protección a la libertad de mercado en un entorno europeo en el que la Directiva Bolkestein es una referencia.

Precisada mi posición, debo señalar que la misma es la que traslado a cualquier foro o entorno en nombre de la entidad que represento, donde siempre aflora la lucha entre el corazón y la cabeza. Y así ha sucedido en el Ayuntamiento de Bilbao donde siempre hemos defendido que la saturación del mercado de oferta debería ser considerada por el Ayuntamiento hasta donde fuera posible en el marco de la legalidad; y no puedo negar que el Ayuntamiento ha actuado con transparencia intentando trasladarnos los límites que existen legalmente para una regulación sectorial de cualquier actividad basada en motivos económicos. 

No obstante, en el marco jurídico que permite el que Bilbao, por tener una zona geográfica (Casco Viejo de Bilbao) enmarcada dentro de un Plan Especial de Rehabilitación, pueda paralizar durante un año la tramitación de licencias nuevas (dando tiempo a analizar qué opciones cabe aplicar), siempre contemplando los diferentes intereses, la Asociación defiende que esto (posible en base a esa específica situación legal), debería ser aplicado prácticamente a la totalidad del municipio, habiendo recibido por parte municipal su disposición y compromiso a seguir analizando de forma inmediata qué opciones existen para todo el municipio en este tema y otros parecidos.

En la confianza y seguridad de que este análisis el Ayuntamiento lo va a realizar, máxime por el firme compromiso que ha adquirido, debo aceptar como un primer paso lo realizado en el Casco Viejo a la espera de lo que se haga en el resto del municipio; y siempre consciente de que la cabeza me obliga a acatar el imperio de la Ley pero sin renunciar a reivindicar desde el corazón el que cualquier ley que impida objetivos como los expuestos, pueda ser reconsiderada y, en su caso, modificada.

Ángel T. Gago
Secretario General Ejecutivo
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