Guerra de sanciones

Recientemente, un medio de comunicación recogía la noticia de unas quejas de hosteleros de una céntrica zona de Bilbao en la que se mezclan diferentes situaciones, que al ser tratadas conjuntamente pueden inducir a confusión.

En dicho artículo se hace referencia a la denuncia, por parte de varios hosteleros, de la diferente “vara de medir” del Ayuntamiento y la Policía Municipal a la hora de sancionar a establecimientos hosteleros tradicionales o a las personas que se arremolinan en las inmediaciones de los bares generando que las calles se conviertan en un “foco ingente de deshechos y ruidos insoportables”.

Explica la situación de los titulares de negocios emplazados en las céntricas calles de Pozas, Doctor Areilza y Alameda Urquijo que reclaman  que “a los que cumplimos las leyes nos están machacando a multas por rebasar a veces de forma muy ligera el horario de cierre a fin de que los clientes puedan tomarse tranquilamente la última copa, y en cambio no les molesta que haya gente montando gresca fuera”

Desde el sentido común y la percepción social, creemos que no favorece nada al sector hostelero mezclar en un mismo artículo el que a un establecimiento se le sancione por incumplimiento del horario, o incumplimiento de aforo, con que a otros se les permita actuar bajo conductas incívicas: difícilmente existirán capas sociales que justifiquen el incumplimiento de normas, ni que esos incumplimientos intenten relacionarse con otras situaciones anormales, que en ocasiones son mucho peores.

Es legítimo que todos reclamemos que la calle no se convierta en un estercolero y en un botellón que causa tantos problemas a vecinos y hosteleros, pero esto no está reñido con el cumplimiento por parte del sector hostelero de las normas básicas de horario y aforo.

Creemos conveniente resaltar que el aforo nace en virtud de normas básicas de edificación y protección de incendios que son de ámbito estatal, cuya modificación  no es competencia del Ayuntamiento: podrá aplicar esta norma con una mayor o menor tolerancia, pero no modificarla.

Vemos legítimo que en la medida que un establecimiento no cumpla una normativa se le sancione, pero con la misma contundencia reclamamos que se sancione a aquellos que incumplen otro tipo de leyes de convivencia, como la ley que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en el exterior.

Bilbao: el municipio y la actividad hostelera

Los medios de comunicación se han hecho eco durante los últimos 10 meses de numerosas noticias vinculadas a la actividad de Hostelería en el municipio de Bilbao: a veces la escasez de espacio y, en ocasiones, el insuficiente conocimiento profesional, da origen a noticias contradictorias o no ajustadas totalmente a la realidad, y de ahí que facilitemos esta información.

LA LIMITACIÓN DE ACTIVIDADES

Ya en esto se produce la primera controversia: la percepción social es que se produce un importante crecimiento del número de establecimientos cuando la realidad es que (en valores absolutos) se produce un descenso de esas unidades empresariales.

La explicación a este hecho radica en que la creación de esas nuevas actividades se está produciendo en núcleos o zonas comerciales que ya tienen un excesivo número de establecimientos, y esto llama la atención; y mientras, pequeñas microempresas desaparecen en otras zonas, hecho que pasa desapercibido socialmente, aunque no para los vecinos más cercanos.

En este contexto, el Ayuntamiento, a petición del propio sector y de colectivos vecinales, entiende que hay que introducir variaciones en la normativa existente, modificaciones tendentes a evitar que en determinadas y concretas zonas, se produzca tal concentración de locales que llegue a generar alarma entre la propia sociedad, y de forma más intensa en las comunidades de vecinos: la creación de nuevas actividades, aunque sean diurnas, y la posterior solicitud de terrazas para instalar en la vía pública, genera protestas vecinales al desaparecer lo que los propios vecinos pueden denominar “espacios públicos para su propio ocio o descanso”. Esto unido a otros problemas, hace que el Ayuntamiento actúe:

  1. CASCO VIEJO.- Comenzó por paralizar la concesión de nuevas licencias, dándose un tiempo para decidir cómo actuar en ese ámbito geográfico cara al comercio y la hostelería. Desde ese momento, el Ayuntamiento hace un pormenorizado estudio sobre la concentración de actividades hosteleras en esta zona y, probablemente, en poco tiempo -en función a la densidad de locales que existan en cada calle- decidirá dónde se pueden instalar nuevas actividades y dónde se permitirá trasladar actividades (licencias) ya existentes, y en qué condiciones.
  2. OTROS ESPACIOS.- El Departamento de Urbanismo municipal ha constatado dos hechos:
  • El barrio de Abando ha experimentado un descenso del 6,7% en las actividades de hostelería entre 2008 y 2015 -superior al del resto de la ciudad- pero determinadas calles del Ensanche han sufrido una importante concentración de locales de hostelería, viviendo incrementos que varían de entre el 7% y el 38%.
  • Entre las calles con un índice de crecimiento superior al 10% se encuentran las situadas en las zonas de: Ledesma-Albia-Diputación; el conjunto Campuzano-Pozas (incluye García Rivero); el entorno de la confluencia Heros-Ajuriaguerra; la zona de Alameda Mazarredo; Villarías; el espacio delimitado por las calles Autonomía-Gordóniz y la Plaza La Casilla.

En esta situación opta por programar una suspensión de licencias de hostelería en el Ensanche y Castaños para proteger su carácter comercial y residencial; es decir, inicia un período de reflexión al igual que en el Casco Viejo para decidir cómo proceder en estos entornos.

LICENCIAS EN TRAMITACIÓN

Las suspensiones de nuevas licencias a las que se ha hecho referencia anteriormente, no pueden afectar a aquellas solicitudes que ya estaban cursadas antes de tal decisión; en consecuencia, pueden todavía aflorar alrededor de 15 a 20 nuevas actividades hosteleras (pero por los motivos indicados).

ÚLTIMOS COMENTARIOS

El primer consejo que hay que dar es que intentar desarrollar nuevas actividades en zonas como las mencionadas debe ser precedido de un estudio de posibilidades sobre el resultado final de todo este proceso, que puede que tenga este entorno:

  1. En algunas zonas estaría totalmente prohibida la instalación de cualquier actividad hostelera (aunque en esas zonas más o menos saturadas, se podría permitir algún traslado de licencias). Hay que obrar con mucha cautela y esperar a la nueva regulación.
  2. En el Casco Viejo se producirá una especial protección y unas mayores exigencias de distancias en algunos corredores comerciales: se ha calculado la densidad existente y las restricciones se habilitarán en función a la misma. Sobre densidades se puede ver el informe anexo.
  3. Seguirá existiendo la posibilidad de concesión de licencias para restaurantes puros o establecimientos sin alcohol, pero son opciones cuyo ejercicio aconsejamos que debe nacer de una profunda reflexión para evitar acogerse a estas modalidades y luego expresar reiteradas críticas al hecho (precisamente) de las limitaciones que se han aceptado.

TERRAZAS: UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN

La tolerancia que existió ante el impacto de la prohibición de fumar, no es idéntica a la que existe ahora: el Ayuntamiento recibe numerosas críticas de comunidades de vecinos por utilización incorrecta del espacio público, y esto puede generar una conducta más limitativa:

  • Terrazas muy delimitadas (señalizando espacio máximo de ocupación).
  • Superficie terrazas en proporción a la superficie del local.
  • Mobiliario fuera de vía pública hasta una determinada hora.
  • Y prohibición de terraza en determinadas circunstancias.

Ángel T. Gago

Secretario General Ejecutivo

La lista negra de los clientes

Ayer nos levantábamos con una noticia que sin duda nos llamó la atención y nos hizo reflexionar. La aparición de las listas negras de clientes, públicas para todos los restaurantes. De momento solamente es una realidad en Australia, donde se está poniendo en circulación una lista de clientes que reservan mesa y después no se presentan.

En este país la lista ya tiene 3000 clientes que serán rechazados por los restaurantes a la hora de intentar hacer una reserva. Este número no incluye aquellos clientes que llaman para cancelar la reserva, solamente aquellos que simplemente no aparecen.

¿Cuántas veces como hosteleros nos hemos visto frustrados por disponer de una mesa vacía sabiendo que podríamos haberla completado? Una actitud por parte de los clientes, que provoca pérdidas económicas a los establecimientos.
Porque si hacemos cálculos, si un restaurante tiene alrededor de 60 plazas y fallan 10 sin avisar, el beneficio esperado para esa noche se pierde.

La puesta en marcha en circulación de esta lista negra no sólo supondría un cambio de mentalidad en los clientes, sino que se concienciarían a la hora de hacer una reserva. ¿O no?

No sería la primera vez que se ve que grupos de personas realizan múltiples reservas con el fin de garantizarse un lugar donde cenar un sábado a la noche. Una práctica cada vez más habitual que se verá reducida si este sistema de «penalización» llegase a nuestro Territorio.

En Australia ya son 3000 los clientes que serán rechazados por los restaurantes al constar en esta base de datos, ¿Creéis que este sistema debería llegar aquí?